Contemporáneos del tango
Diego Schissi es pianista, compositor y director. Está considerado uno de los más notables referentes de la música argentina contemporánea, y se presenta en la ciudad de Córdoba.
Pertenece a una generación que parió la web. Se considera un sobreviviente de un tiempo de confusión, en el que la experimentación musical fue vista como falta de compromiso. Sin embargo, halló el secreto en los puntos en común, en las «intersecciones». Diego Schissi nació en 1969 en Buenos Aires. Fundó el Diego Schissi Quinteto, referente del tango contemporáneo, es miembro fundador del Quinteto Urbano, y está considerado uno de los mayores exponentes de la música argentina actual.
-Por algún lado leí que la máquina de escribir de tu padre sonaba, metafóricamente, como si fuera un instrumento musical en tu niñez ¿De qué manera entrás en la música?
-Creo que mi escuela fue mi viejo poniendo música mientras escribía (Gerónimo Oscar Schissi fue su padre, más conocido como Oscar Viale o El «gordo» Viale, actor, guionista y dramaturgo). Creo que ahí formé mi gusto musical, mi deseo de hacer música. No conocí ni toqué con otros músicos hasta bien entrada la adolescencia.
-Has tocado jazz con el destacado Quinteto Urbano; has tocado con Raúl Carnota; tocás tango; has compuesto música para cine; etc. ¿Esta versatilidad, además de ser una manifestación de talento, es producto de una búsqueda, de una inquietud, o es, acaso, que pertenecés a una generación menos ajustadas a las reglas estéticas?
-Creo que los pibes de 20, 25 años están verdaderamente libres de presiones estéticas, fruto de ser hijos de esa Babel que es la web. Nosotros, los de cuarenta, la parimos. La versatilidad, entonces, era sinónimo de «confusión», «indecisión», «falta de compromiso» entre otras falencias. Tal vez hago catarsis nomás, pero me siento un sobreviviente de esos caminos divergentes; y todo para terminar entendiendo que, al menos en mi caso, el partido se juega en las intersecciones.
-En 2008, fuiste nominado para el Premio Clarín como Figura de Jazz y Revelación de Tango, a la vez. ¿Qué representó esa dualidad para el artista?
-Más confusión y a la vez, más alimento para buscar por las tangentes.
-Cierta vez definiste a tu disco «Tongos, tangos improbables» (2010) como un disco de música argentina ¿Cómo entendemos hoy, en tiempos de aperturas y fusiones, la idea de música argentina?
-Música hecha por nosotros los argentinos, que somos bichos de este mundo, que venimos acunados en ciertos sonidos y fragancias locales y también estamos permeables a todo lo que pasa por nuestros oídos, pero el guiso se cocina acá. Ojo, esto no es una definición, es una idea, una intuición, algo que es así para mí.
-Pareciera que viviendo en Buenos Aires es casi imposible escapar del tango y de su influjo.
-Viviendo acá no se lo siente tan inevitable, todavía arrastra un poco el lastre de una música con naftalina. Conozco grandes músicos a los que el tango les resulta «antiguo» y se les apaga el interés. Por otro lado, hay una gran cantidad de músicos enamorados del tango y que le dedican toda su energía y son muchos de verdad.
-Por último ¿Qué has preparado para la actuación con la Orquesta Provincial de Tango de Córdoba?
-Un poco seguí la propuesta del director de la orquesta, Damián Torres, y traje material para diversas formaciones: solos, tríos, quintetos, solistas con cuerdas y, finalmente, orquesta completa. Además, intenté elegir un repertorio que equilibre títulos clásicos y piezas propias. Espero que la variedad genere interés y resulte atractiva a los que se acerquen a escuchar un concierto no tradicional de tangos no tradicionales, tampoco.
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