Cita Directa

El intérprete de los genios

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La actuación del destacado intérprete es uno de los hitos de la temporada en materia de repertorio para piano y orquesta. Sus conciertos son un encuentro íntimo con la música de los grandes compositores.

La versión que Bruno Gelber hizo del Concierto para piano No. 1, de Johannes Brahms, acompañado por la Filarmónica de Munich, y dirigido por Franz-Paul Decker, fue elegida como la mejor interpretación de la historia por la Tribuna de críticos de discos (Tribune des critiques de disques, en francés original), un foro de comentaristas ligado a Radio France.

Gelber realizó esta grabación en 1965 para el sello EMI; al momento de su aparición, el registro fue premiado con el Gran Prix du Disque. La selección surge de una audición a ciegas de las versiones discográficas existentes. El jurado está formado por críticos, intérpretes, musicólogos, e historiadores. 

La Tribuna de críticos de discos es un reputado foro de comentaristas que juzga la mejor interpretación de una obra del repertorio sin saber quiénes son los intérpretes hasta después de dar a conocer su decisión.

Horas extras

Bruno Gelber está sentado solo al piano, en el escenario del Teatro del Libertador San Martín, donde actúa esta noche (16) y mañana sábado (17), a las 21, con dirección del maestro Pedro Ignacio Calderón. El ensayo con la Orquesta Sinfónica de Córdoba ha terminado, y el brillante intérprete se queda practicando  durante un rato más, sin partitura a la vista y con un vaso de agua saborizada al alcance de su mano derecha. El programa está dedicado enteramente a Johannes Brahms y la pieza principal es precisamente aquella que la crítica calificó como la mejor versión de la historia: el Concierto para piano No.1.

A los 17 años de edad, Bruno Gelber había dado más de 250 conciertos, según precisa. Su maestro, el severo Vicente Scaramuzza, no quería enseñarle este concierto por una cuestión “frívola, superficial, por andar Brahms en amoríos con la mujer de Schumann”, así que el joven pianista estudió la obra solo. «Me encantó este concierto, me enamoré de este concierto y lo estudié. Un día mi papa vino a casa y me dijo: lo tocás el 25 de noviembre (1958) con Washington Castro en el Teatro Colón».

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«Uno transmite con amor el mensaje de los genios de la música», dice Gelber / Fotos Teatro del Libertador San Martín

«Es una obra tan divina que no hay que fijarse en la parte técnica, sino que hay que tratar de recibir lo que la obra nos da, si el artista es bueno, desde luego», comenta Bruno, y hace un guiño hacia sí mismo en una muestra de su fino sentido del humor.

«Uno, el intérprete, es como un espejo, que recibe las emociones que emanan de los genios, de su inspiración divina, y lo transmite con amor a los demás», explica.

«La obra refleja el ardor, el amor, el palpitar del amor en una persona de 17 años edad, con un comienzo divino», comenta el intérprete. «El segundo tiempo, dicen algunas opiniones, es una oda al amor, pero yo lo encuentro más religioso que romántico, y el último movimiento es una danza, como la mayoría de su época», concluye Bruno Gelber.

 

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