Espíritu y razón
Los intérpretes Luciano Casalino, Pablo Jiménez, Claudio Medina y Marcelo Montes, ensayan obras maestras de la música de cámara en el cierre del ciclo Córdoba Clásica.
Con el concierto del próximo domingo 20, a las 19, el ciclo culmina su tercera temporada de conciertos en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales -avenida Vélez Sársfield 299-, que este año incorpora una muestra trabajos del reconocido dibujante Carlos Gómez, ligado al mundo de la historieta, que retrata a los músicos.
Uno de sus principales promotores del ciclo Córdoba Clásica es el chelista Marcelo Montes, miembro de la Orquesta Sinfónica de Córdoba. El artista se expresa con igual temperamento en la música como en el discurso de la palabra. En una entrevista con este medio, antes de comenzar a ensayar, Montes cuenta que la idea de hacer este ciclo surgió hace tres años, cuando volvió al país luego de vivir un tiempo en Alemania. «Entonces me acerqué a Rubén Moriondo, quien estaba a cargo de la programación en el Aula Magna, y nos pusimos de acuerdo para comenzar a trabajar. El ciclo comenzó llamándose Beethoven, pero cuando nos dimos cuenta que esto iba a prosperar, lo bautizamos como Córdoba Clásica«. De esa manera, sobre la marcha de los acontecimientos, los mismos protagonistas hicieron los ajustes para asegurar la continuidad de una de las propuestas más vitales y de excelencia en música de cámara que se realizan en Córdoba.
La primera temporada estuvo dedicada a Beethoven, la segunda a Brahms, y la actual temporada está dedicada a Mozart. En su transcurso, el ciclo invitó a músicos de sólida experiencia y a intérpretes más jóvenes, además, incorporó clases magistrales, charlas de extensión y seminarios.
Claudio Medina es uno de los invitados de la programación de este año, que toca el domingo / Fotos Sergio Chalub
Este año, la propuesta cumplió el anhelo de traer a músicos cordobeses radicados en otras partes del país, como Claudio Medina, viola, que toca este domingo. Marcelo Montes repasa los otros invitados: «Nos acompañó Lucrecia Jancsa, una de las mejores arpistas del país, que dio clases de arpa y un seminario de composición, junto a Juan Carlos Tolosa. También invitamos a Silvina Alvarez, violista, y nos animamos a traer al clarinetista Mariano Rey, quien ganó el Premio Gardel; el músico dio clases de clarinete y de todos los vientos».
Espiritualidad y razón
El programa que cierra el ciclo 2016 anuncia el Cuarteto con piano el Sol menor, de Wolfgang Amadeus Mozart. Con relación a la obra, el chelista Marcelo Montes expresa: «Mozart se caracteriza por su frescura, pero tiene un lado sumamente solemne, serio, respetuoso ante la música. A los cuatro años, compone una variación sobre la base de la música que oía tocar a su padre; en la casa de materna de Mozart nació la música de cámara. Esta es una obra espiritual, que tiene aspectos de un drama profundo». Sin perder la tensión de la búsqueda de sentidos acerca de esta preciosa obra, Montes continúa: «Mozart refleja un estado anímico oscuro, pero el segundo movimiento se hace algo más ameno, más cantabile, y el tercer movimiento, vuelve a ser el Mozart que hace que la música fluya en sí como cuando era un niño».
En cuanto al otro componente del programa, el Cuarteto con piano No. 1 en Sol menor, de Johannes Brahms, el chelista Montes sostiene, sin dudar, que es la obra más bella dentro de la música de cámara. El músico destaca que con esta obra Brahms se da cuenta que hay algo más allá en la música. «Si bien era partidario de conservar las formas del Romanticismo alemán, de Wagner, de Strauss, Brahms se da cuenta que puede romper esa tradición. Toma las melodías más sublimes que uno pueda imaginar y las estira prolongadamente. La obra está escrita en la misma tonalidad que Mozart, Sol menor, el tono espiritual, tiene un carácter similar a la atmósfera de Mozart, pero quiere decir cosas distintas; no es dramático, es más bien melancólico, es más pensativo».
La construcción de una obra
A propósito de este último cuarteto para piano, Montes asevera que «Brahms tiene una ingeniería musical«. «Uno puede pensar en una melodía y mantener, pero en algún momento esa melodía se puede romper, la tensión musical va a perder. La respuesta a cómo hacer para que una melodía se mantenga sin perder la tensión musical, está en los secretos de la ingeniería de Brahms».
En ese sentido, Montes establece una relación entre Brahms y Beethoven. El chelista recuerda que hay documentos que cuentan que Beethoven armaba la estructura general de la obra sin tener un tema en su cabeza, «porque entendía que la música necesitaba de una estructura férrera para poder trascender: sin una estructura, no podemos acomodar los pensamientos, si uno quiere llevar a las personas al paraíso a través de la música, llegar al interior de espíritu, se necesita una estructura».
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