La ciudad distinguió a Guillermo Pellicer: «El aplauso es de todos»
Los padres del coro sometieron la idea a decisión de una asamblea. La respuesta de la reunión fue unánime a favor del Sí. Entonces una delegada se dirigió al Concejo de la ciudad y los concejales dieron curso al trámite.
Después la ciudad, por intermedio de sus representantes en el concejo, entregó ayer jueves una Declaración de Beneplácito en reconocimiento a su actividad en la cultura y la educación al maestro Guillermo Pellicer, director del Coro de Niños de la Ciudad y del Coro de Niños Cantores de Córdoba, además, subdirector del Coro de Cámara de la Provincia.
El ingreso de Pellicer a la dirección coral ocurrió cuando transitaba el último tramo en el Escuela de Niños Cantores Domingo Zípoli. Una docente del instituto, Esther Eurnekian de Setrakian, lo presentó a la comunidad Armenia en Córdoba, interesada en organizar un coro. “Así comencé a dirigir, cuentó el homenajeado, era difícil porque había que cantar en armenio, yo no conocía la fonética del idioma y tampoco sabía demasiado de manejo de grupos, me faltaba mucho camino por recorrer”, relató.
El camino lo condujo a estudiar interpretación coral en Argentina y en Suiza. El presente en el trayecto profesional lo encuentra frente a directores de coro que tiempo atrás aprendieron a cantar con él; Carolina Romanenghi, Patricio Sansalone, Enrique Roitter y Laura Cmet, entre ellos.
«Me llenan de vida»
“En el Instituto Domingo Zípoli ensayo con 43 chicos y son más de 60 los chicos en el coro de la ciudad. Ellos son el motor. Conozco cuando están tristes, conozco de sus primeros novios o novias, conozco cuando se llevan materias, cuando alcanzan un logro en otra actividad, como el deporte”, reveló el maestro.
Además, “los chicos son muy cómplices, cuentan qué les pasa, una pelea, un problema en casa o el escuela”. Así la describió la situación: “Cuando ves que después del ensayo hay dos o tres que se quedan y el resto se ha retirado, es porque pasa algo. Tengo 33 años en esto, se modifican las familias pero los problemas de los chicos son los mismos”.
“Los chicos de hoy están muy acostumbrados a las respuestas inmediatas, mediante la pantalla tiene respuestas a todo, reflexionó Pellicer. La práctica musical los invita a relajarse y compartir. Todos luchan por un mismo objetivo, y todos son los que logran el aplauso”.
Herbet Diehl fue el hacedor de la preparación de niños cantores. “A partir de ahí, señaló, nacieron otros maestros como Hugo de la Vega y Carlos Giraudo. Especialmente, guardo un entrañable recuerdo hacia mi maestra de primer grado musical, Norma Sevlever, ella fue mi primera maestra de música”, concluyó.
Algo sucedió interiormente en Pellicer tras recordar a aquella maestra. Después de un instante de ensimismamiento, el maestro recobró la sonrisa que lo caracteriza y siguió al pie de la letra el protocolo de este merecido Beneplácito que continuó en el Recinto Legislativo.
Sin comentarios