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La frivolidad de los tiempos que corren

El oratorio es una composición musical dramática que ha evolucionado a lo largo de años, probablemente, por la amplitud de posibilidades que esta forma musical propone y la capacidad de reinterpretar un contenido humano universal.

Con la minuciosa mirada de Marcelo Lombadero en la dirección escénica, el Teatro Real es la caja de resonancia en donde se desarrolla «El triunfo del tiempo y el desengaño», de George Frideric Händel, un oratorio de 1707, adaptado ahora al formato de ópera. De esta manera, la lírica emerge en las tablas de un escenario local tradicionalmente familiarizado con las expresiones teatrales.

Con interpretaciones vocales de jerarquía, gran formación técnica y sensibilidad actoral, junto al acompañamiento instrumental del conjunto especializado en música antigua, Confluencia Barroca, la obra se acerca al día del estreno, este viernes 26 (agosto), a las 20, en la sala ubicada en San Jerónimo 66, frente a plaza San Martín (Córdoba).

Las voces protagonistas son Constanza Díaz Falú (soprano, La Belleza), Alejandra Tortosa (soprano, El Placer), Flavio Oliver (contratenor, El Desengaño) y Mario Martínez (tenor, El Tiempo). La dirección musical está a cargo del maestro Federico Ciancio, músico de sólida preparación, tecladista y arpista, que forma parte de diversos conjuntos de música barroca bajo la dirección de Manfredo Kraemer, Gabriel Garrido, Juan Manuel Quintana y Cristina García Banegas.

La relación entre las voces solistas y la orquesta barroca es prácticamente perfecta, a la vez que permite apreciar las prestaciones de la voz, que Händel explota como un instrumento más en recitativos y pasajes virtuosos para solistas.

Con la orquesta ubicada en el centro del escenario, la acción se desarrolla a su alrededor. El ensamble está siempre presente, aunque sin competir con el protagonismo de las voces, gracias a un agudo diseño de iluminación de Rafael Rodríguez y Marcelo Lombardero.

Otro aspecto interesante de la puesta es que el sistema de subtitulado no distrae la atención y facilita la lectura.

«El argumento es una auténtica alegoría sobre la brevedad de la belleza y los placeres mundanos, actualizados en nuestro tiempo», afirma la compañía. «En virtud de su impecable estructura dramática, el oratorio se presta naturalmente para su puesta escenificada al modo de una ópera», asegura el elenco encabezado por Lombardero, reconocido regisseur, cantante, fundador de la Ópera de Cámara del Teatro Colón, exdirector artístico del Teatro Colón y el Teatro Argentino de La Plata.

«El triunfo del tiempo y el desengaño» está en escena también el sábado 27 y el domingo 28, a las 20. Las localidades puede conseguir por la web de Autoentrada y en la boletería del teatro, a los siguientes valores: platea 2.500, 1° nivel, 2.500, 2° nivel, 2.000, 3° nivel, 2.000 pesos.

A principios del siglo 17, la ópera es un entretenimiento muy popular en Hamburgo. Reinhard Keiser interpreta hacia donde va el gusto del público y pone en pleno funcionamiento sus dotes de compositor y empresario, convirtiendo a la Ópera Gänsemarkt de esa ciudad en un centro de atracción para la burguesía, ávida de consumir ese tipo de entretenimiento. El teatro de la ópera tuvo capacidad para unas dos mil personas y llegó a realizar tres títulos por semana.

En ese contexto de efervescencia, Händel se establece en Hamburgo, la capital financiera de Alemania, y estrena sus primeras óperas; Almira, Nero y una tercera perdida. Tal vez con el afán de perfeccionar su dominio del género, se muda a Italia en donde escribió «El triunfo del Tiempo y del Desengaño» (Il trionfo del Tempo e del Disinganno, 1707).

El elenco se completa con un diseño coreográfico de Ignacio González Cano que interpretan Germán Massimino, Paula Miranda y Tomás Sanabria-, diseño de Escenografía y Video de Matías Otálora, diseño de vestuario de Carolina Figueroa y Guillermo Petrone.

Sergio Chalub

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