Las bandas de música de la ciudad fortalecen su relación con el público
Una agrupación formativa y otra profesional concretaron una función vital, como lo hacen todas las semanas en distintos escenarios, que consiste en acercar a la ciudadanía los bienes de la cultura.
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En un recinto no tan favorecido para la propagación del sonido, pues no fue concebido como sala de conciertos, pero muy apto para generar nuevos públicos para la música, se llevó a cabo un concierto de la Banda Sinfónica Juvenil Municipal y la Banda Sinfónica Municipal, en la capilla del Paseo del Buen Pastor, desacralizada, justamente, para convertirse en una caja de resonancia de actividades culturales, entre ellas la música.
La función se realizó ante un numeroso auditorio que ocupó todas las ubicaciones disponibles. Una parte del público escuchó pacientemente de parado, entre éstos algunos entraban y salían cómodamente del lugar sin alterar la condición de silencio indispensable.
Mientras que en el lugar cada agrupación, a su turno, interpretaba piezas originales con la participación de tres solistas en diferentes partes del programa, afuera la ciudad volvía sobre sus pasos para ir cerrando una jornada más de la rutina cotidiana.
La actuación de la Banda Juvenil Municipal tuvo un momento para destacar cuando acompañó al solista Esteban Escobar en la interpretación de “Rapsodia para eufonio y banda”, una obra de James Curnow, compositor y director nacido en Estados Unidos -Michigan-, muy solicitado para escribir obras por encargo.
El solista de bombardino eufonio concentró la máxima atención del auditorio, que respondió con la calidez del aplaudo a la interpretación. El joven intérprete se retiró visiblemente agradecido, después regresó al escenario y agradeció especialmente al director de la Banda Juvenil Municipal, Raúl Venturini, por darle la oportunidad de tocar como solista.
Luego de un intervalo que dio paso al “armado” del escenario, ubicado donde estaba el altar de la capilla, cuando allí se oficia misa, el concierto siguió otro de los momentos más esperados: “El danzón N° 3”, del mexicano Arturo Márquez. En esta parte del programa el interés estuvo puesto en los solistas Juan Otero, en flauta traversa, y Mauricio Hernández, en guitarra. El danzón es un ritmo oriundo de Cuba que se extendió a México. En gran medida, la difusión de esta danza popular como fuente de inspiración para obras de concierto se debe al tratamiento que Márquez hizo de esta materia de trabajo. Otero y Hernández complementaron de la mejor manera con la banda, y llevaron a buen término esta danza con la impronta de la musicalidad afroamericana y reminiscencias españolas. El director titular de la banda de la ciudad, Pablo Almada, dirigió este concierto, así como el último tramo de la función, que presentó a ambas agrupaciones de manera conjunta.
Los cuerpos artísticos que dependen de la Municipalidad de Córdoba cerraron esta conjunción entre formación y profesionalismo con dos de los “Cuadros de una exposición”, de Modest Mousorgky.
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La Banda Juvenil Municipal es una agrupación musical formada por estudiantes de la Academia Municipal de Música «Prof. Alfredo Luis Nihoul» y cuyo orgánico se completa con algunos jóvenes provenientes de otras instituciones educativas musicales. Los integrantes acceden a la misma a través de audiciones que cada año se realizan y reciben de la Municipalidad de Córdoba una una pequeña beca de apoyo.
La Banda Juvenil Municipal, al igual que todos los elencos profesionales municipales, desarrolla una permanente actividad de difusión cultural mediante conciertos didácticos en escuelas y otros espacios públicos de zonas periféricas de la ciudad, además de brindar conciertos formales en salas del circuito cultural habitual de la ciudad.