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Objetivo: «Conectar con el público»

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El hombre de los «gestos sonoros» (Foto Roque Marguch)


José Luis Cladera es el director artístico de la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos, Pascual Grisolía, organismo que hizo su debut el 15 de octubre de 1947. En 2008, el orgánico de la banda fue equiparado al de los otros cuerpos profesionales de música. La banda de ciegos es única en Argentina y no registra antecedentes de tanta trayectoria en el mundo.

Frente a cualquier circunstancia, Cladera es una persona que trata de ubicarse en el entorno vital. Al asumir la conducción de este conjunto de músicos con visión nula o disminuida, el director no tuvo demasiadas dificultades de adaptación, porque tiempo atrás había estudiado canto con una profesora de canto uruguaya, ciega, Loreley López.

Por estos días, el maestro Cladera se encuentra en Córdoba para dirigir la Banda Sinfónica de la Provincia en la ciudad de Río Tercero (domingo 3 de abril, en el Teatro Cooperativo). Clásica Córdoba compartió una mesa de café con el maestro para hablar sobre la dirección de la orquesta de músicos ciegos. La primera pregunta que brota en la entrevista, es : ¿Cómo lo hacen?

– Los músicos ciegos están muy atentos a captar cómo viene el mensaje, la energía del otro. Entonces uno puede creer que el que no ve no percibe, al contrario, perciben en forma acrecentada. Se da una comunicación que es fantástica. Sobre la conducción habitual incorporo gestos sonoros añadidos para las personas que no ven. Los impulsos de la batuta que golpean sobre el atril o sobre la partitura, el ruido del taco de mis zapatos, la respiración, son parte de los recursos que utilizo.

Cladera cuenta que para evitar que el ruido de lo que él define como “gestos sonoros” sea percibido por el público, están haciendo pruebas con un sistema diseñado conjuntamente con la Mutualidad Argentina de Hipoacusicos. Con la ayuda de médicos e ingenieros, diseñaron un dispositivo que emite que los golpes de la batuta sean transmitidos a un receptor muy liviano, un auricular, que los músicos llevan incorporados en sus oídos. El sistema trabaja dentro de una especie de frecuencia modulada reducida que capta, además, todos los sonidos que se producen en el ambiente, incluso los aplausos. “Mientras tanto, usamos como guía el sonido de los golpecitos de la batuta sobre la partitura o el podio; algunos músicos con visión reducida, por ejemplo, se guían con la visión que tiene de los puños de mi camisa. Mi objetivo es que el músico tenga una idea general de lo que pensamos hacer juntos”, reitera el director, nacido en 1966 en la localidad bonaerense de Carlos Casares.

El discurso 

Cuenta el director cómo es que se llega a interpretar una partitura: “Antes de ensayar una partitura, hay un cuerpo de copistería que transcribe al sistema de Braille las partituras que llamamos en tinta. Cada partichela se distribuye entre cada miembro de la banda y el músico la memoriza en su domicilio. Desde que me hice cargo de la dirección de la banda sinfónica de ciegos intento que cada músico incluya la faceta musical, no solamente memorizar la sucesión de sonidos, sino memorizar un discurso musical. Pretendo que los músicos descubran a conexión musical que hay detrás del signo”.

Los músicos de la Banda Sinfónica Nacional de Ciegos trabajan solamente en ese organismo, salvo algunas excepciones de miembros que además tocan en grupos de tango o de folklore, la mayoría de los músicos solamente tocan ahí. “El músico que ve es un lector a primera vista -dice Cladera-. Una semana tiene un programa, tiene que resolver rápidamente algunos pasajes y a lo largo de una serie de ensayos tiene que tocar. La persona ciega tiene que memorizar ese programa”. Ahora bien, eso no limita la duración de los conciertos, de hecho, la banda puede interpretar programas de una hora y cuarto, como regularmente sucede. La cantidad de conciertos anuales puede ascender a los 50 conciertos anuales. “Lo que busco como director es que pensemos la música juntos, con la persona que ve y con la persona que no ve”, señala el maestro.

Sentir musical

Al fijar residencia en Capital Federal, el director tomó clases de canto con la cantante Loreley López, ciega. A partir de esta experiencia, Cladera empieza a dar clases de instrumentación a un alumno que tocaba en la Banda Sinfónica de Ciegos. Desde entonces se propaga la vocación de Cladera como docente de música para personas ciegas y comenzó a recibir a otros alumnos con esa condición. Algunos de esos alumnos tocaron, más adelante, en la Buenos Aires Cross Over Orquesta, un proyecto que incluyó una Big Band de Jazz de 17 músicos y que se expandió a una formación sinfónica de 45 miembros.

Entonces, “cuando se dio la posibilidad de dirigir la Banda Nacional de Ciegos no tuve ningún prurito, ni temor”, afirma Cladera. Con el tiempo, el director comenzó a traer directores invitados “porque es importante crecer sobre el aporte del otro y que no solamente sea mi voz la que se escuche”. Cladera les mostraba cuál era su técnica para la dirección y participaba como asistente.

El maestro Pascual Grisolía, primer director de la banda, utilizaba una batuta de metal, y la partitura estaba muy pautada, según recuerda el director. «Eso funcionó hasta mi llegada, .cuando aproveché la experiencia ganada, reemplacé la batuta de metal, y empecé a pautar una ejecución menos rígida para vivir la música con el otro en tiempo real”.

Sus resoplidos, sus latidos, sus golpes de batuta sobre el atril y los golpes de sus zapatos contra el piso son percibidos por los músicos, y forman esa lengua maravillosa que llama “gestos sonoros”. “Lo que yo quiero, en definitiva, es conectar con las entrañas, y si eso sucede todos se dan, los músicos, el director y el público”, concluye José Luis Cladera.


 

1 Comentario

  1. María Vanella (Mariella)
    31 marzo, 2016 at 8:46 pm — Responder

    HAce pocos años tuve la oportunidad de cantar por primera vez (como coreuta del Coro Polifónico de la UNLaM) junto a esta banda. Sólo cabe una palabra: «MARAVILLOSA» esa experiencia y varias posteriores. Los músicos son fantásticos y el maestro Cladera: prosionalismo y amor por lo que hace. SON UN LUJO Y ES UN VERDADERO PRIVILEGIO. Gracias a la vida por haber sido parte de esos espectáculos, y espero que se repitan. MIL FELICITACIONES…SIEMPRE LO DIGO, Y ÉXITOS EN CUANTO PROYECTO EMPRENDAN. Los aprecio muuuuucho.
    ¡¡¡Gran afecto y bendiciones para todos ellos!!!

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