Pablo Rocchietti: «El intérprete dialoga con los autores»
«Es nuestra responsabilidad convertir a la música en un derecho de primera generación», asegura el talentoso pianista.
Por sus sólidos antecedentes artísticos y académicos, el pianista recibió este año el Premio Joven Sobresaliente del Año, que entrega la Cámara de Comercio de Córdoba. La entidad también meritó la proyección que esos atributos tienen hacia la comunidad a la que el músico pertenece. El escenario que se le presenta a Rocchietti para el año próximo es claramente intenso, de modo que podrá ratificar aquello de brindar su talento a la comunidad.
En diálogo con Clásica Córdoba, Pablo Rocchietti adelanta sus próximos movimientos y reflexiona sobre el escenario local para la música clásica. “Aquí en Córdoba está proyectado un recital con obras para canto y piano de Alberto Ginastera y otros autores argentinos, como parte de los festejos por el Bicentenario de la Independencia, junto a la soprano María Goso. Además la integral de sonatas para violín y piano de Johannes Brahms, junto a Luciano Casalino, y los quintetos para piano y vientos de Ludwig van Beethoven y Wolfgang Amadeus Mozart, junto a músicos de la Orquesta Sinfónica de Córdoba. Mi idea es iniciar el año con una serie de recitales para piano solo con obras de Domenico Scarlatti, Maurice Ravel, Mozart y Modest Mussorgsky que pienso realizar en Córdoba Capital, el interior de la provincia y en Buenos Aires. En cuanto al repertorio sinfónico, el año que viene me gustaría por lo menos abordar una obra moderna o romántica y un concierto clásico. En el plano internacional mi intención es participar nuevamente del Festival Internacional de Piano de New York, al que he asistido los últimos dos años”.
El escenario
– ¿Con qué escenario se encuentra en Córdoba un músico que reúne una sólida formación, una trayectoria reconocida, y un amplio repertorio pianístico, como es tu caso? ¿Qué te posibilita y de qué te priva el contexto?
– Bueno, en este sentido pienso que el panorama musical en Córdoba históricamente ha sido muy bueno al tener la posibilidad de contar con una de las orquestas más destacadas del país, y en los últimos años se ha enriquecido aún más con la llegada de jóvenes músicos, que se han formado internacionalmente y ahora regresan a hacer su aporte en el panorama local. Esto ha hecho que surjan muchas nuevas iniciativas, sobre todo en el ámbito de la música de cámara. Por otro lado, creo que es muy positivo observar que en los últimos años se ha dado mucha participación a los intérpretes locales en la programación de los distintos cuerpos artísticos de la ciudad y de la provincia. Puntualmente en mi caso tuve la oportunidad de tocar este año el Concierto en sol de Ravel junto a la Orquesta Sinfónica Provincial y el Concierto K.414 de Mozart junto a la Orquesta de Cuerdas Municipal, gracias al apoyo y las gestiones de los maestros Harian Avila Arzuza y Santiago Ruíz, respectivamente.
– ¿Y en lo referente al mundo del piano?
– En el aspecto estrictamente pianístico la gran limitación es lamentablemente de infraestructura, ya que contamos con muy pocas salas con pianos y, de esas pocas salas, aún menos con instrumentos adecuados para tocar profesionalmente. Creo que es importante llamar la atención sobre este punto y destacar que un buen piano en una sala abre un abanico muy grande de posibilidades culturales, desde la programación de ciclos de música de cámara hasta la realización de recitales solistas, corales, de canto, óperas de cámara, músicas de raíz popular y un largo etcétera.
Las bases de Rocchietti
– Sos de una generación de músicos que tuvo la oportunidad de estudiar con uno de los más importantes maestros que tuvo Córdoba en estos últimos tiempos, Carlos Giraudo ¿ Qué recuerdos vienen de él ?
– Con respecto al querido Maestro Carlos Giraudo, creo que fue una persona con una visión extraordinaria que comprendió claramente que el factor clave para mejorar el panorama musical cordobés estaba en apostar a la formación temprana y de calidad y en generar un entorno de excelencia para los jóvenes músicos. De esta manera es que siempre le dio prioridad al desarrollo de la Orquesta de Cámara Infantil (de la que fui miembro por tres años), la Orquesta Sinfónica Juvenil, el Concurso Internacional de Niños y Jóvenes Músicos, que organizaba junto a otras personalidades como mi ex profesora Yolanda Paganelli y sobre todo un trabajo sostenido de conciertos didácticos para escuelas, en los C.P.C. de la ciudad, en el interior y para público general. En lo personal los mejores recuerdos de mi adolescencia los tengo vividos en el Teatro del Libertador y en esa Orquesta de Cámara Infantil que dirigía el maestro Giraudo, quien no sólo nos enseñó música y nos exigió siempre el máximo nivel posible, sino que también nos inculcó muchos valores positivos que exceden lo musical.
– ¿ Cómo abordás una obra, un concierto o una sonata, por ejemplo, Carnaval, de Schuman, o las Danzas Argentinas, de Ginastera antes del iniciar su ensayo ?
– Interpretar una obra es un proceso muy complejo y pienso que indagar sobre el contexto de la misma es de primordial importancia, cuando se está buscando llevar la interpretación a un grado de mayor profundidad. En cierta forma es una especie de dialéctica, un diálogo que el intérprete realiza con los distintos autores. El texto en sí mismo, la partitura, aporta una limitada información de las intenciones del autor y muchas veces el mismo se presta a interpretaciones muy diversas e incluso opuestas. Y es ahí donde conocer sobre la vida del autor, su estética, sus distintas etapas, el desarrollo de su lenguaje y las situaciones particulares de su vida en el momento de la creación de la obra aportan información que ayuda a descifrar el mensaje que se encuentra bajo los símbolos de la partitura. En cierta manera sería como «ponerse el traje» del autor. En este sentido me gusta pensar en el cuento de Jorge Luis Borges, Pierre Menard, Autor del Quijote, en el que un personaje ficticio está decidido a volver a escribir el Quijote de Cervantes, pero no en el sentido de trasladar la obra original al tiempo moderno sino de verdaderamente volver a escribir la obra sin haberla leído, seguir los pasos y vivencias que llevaron a Miguel de Cervantes a crear esa obra, en cierta manera convertirse en Cervantes. Esta me parece una linda manera, metafórica, de expresar lo que a mi modo de ver debe hacer un intérprete al estudiar una obra: convertirse en el autor que la compuso. Lo paradójico es que, naturalmente, esta tarea está destinada a fracasar porque uno no puede ser quien no es, pero con un poco de suerte en el trayecto de esta búsqueda se habrá logrado una intersección entre la subjetividad personal y la del autor, que enriquece la obra, dando como resultado una interpretación más profunda.
– ¿ Con tanto estudio y repertorio incorporado, has pensado dedicarte, además, a la composición ?
– Casualmente, mi carrera empezó desde el mundo de la creación, ya que si bien estudio piano desde los 9 años, mi vocación inicial era la composición (incluso cursé estudios en la UNC de esa carrera) pero a los 14 años un profesor de mi colegio, el Instituto Domingo Zípoli, decidió llevarnos a ver el Concurso Internacional de Niños y Jóvenes Instrumentistas que se realizaba en ese entonces en el Teatro del Libertador, allí tuve la posibilidad de escuchar a un pianista rumano que me impactó a tal punto que desde ese momento dije: “¡yo quiero hacer eso!”. Y de ahí en adelante puedo decir que tomé la decisión de hacer una carrera como pianista. Sin embargo me parece muy importante que los músicos en general y especialmente los pianistas posean algún grado de conocimiento sobre composición, ya que hasta inicios del siglo XX no existía una diferenciación tan clara entre intérprete y compositor, como se conoce en la actualidad.
– ¿Qué representa para vos este reconocimiento en esta etapa de tu carrera?
Primeramente, es muy grato sentirse reconocido, especialmente en tu lugar de origen cosa que no siempre ocurre, pero principalmente siento que es un desafío a seguir profundizando lo hecho hasta ahora y tratar de utilizar este respaldo para concretar proyectos de mayor alcance, mi principal preocupación en este sentido es la generación de nuevos públicos y generar un alcance más amplio de la música clásica. En mi experiencia la única razón por la que no se escucha más música de este tipo es porque se difunde menos que el resto, está demostrado que cuando la gente tiene la oportunidad de acercarse a este género en espacios menos convencionales siempre responde de una manera muy positiva, pienso que es nuestra responsabilidad también convertir al arte y a la música en particular en un derecho de primera generación.
Concierto para piano en sol mayor, Maurice Ravel -1° movimiento-. Orquesta Sinfónica de Córdoba, solista Pablo Rocchietti.
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