Países y gentes que nos resultan familiares

“El repertorio pianístico es prácticamente inabarcable, de hecho, me faltarían dos o tres vidas para tocar toda la música que deseo tocar antes de dejar esta vida”, dice Gustavo Zaka / Foto Clásica Córdoba
.
“Me gustaría despertar la imaginación de quienes van a escuchar este concierto en el más positivo de los sentidos, para comprender lo ajeno o lo foráneo como una posibilidad más cercana y no tan distante”, desea el pianista con relación al concierto que dará este viernes 21, en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en avenida Vélez Sarsfield 299. La función es a las 20 y la entrada general es de 150 pesos.
El terreno ajeno que Gustavo Zaka convierte en un patrimonio común, está expresado en un programa que propone obras de Robert Schumann, Heitor Villa-Lobos, Joaquín Turina, Manuel Matarrita, y Johann Sebastian Bach.
En esos autores, el intérprete entabla el juego de interacción entre compositores y audiencias de cualquier procedencia, pues en el carácter y en las historias de estas obras está cifrada la historia de cualquier ser humano; la infancia, la partida de un ser querido, las edades de la vida.
Para el pianista, el concierto se presenta como un viaje con punto de partida en Alemania, que continúa en Brasil, Costa Rica, pasa por el sur de España, particularmente Sevilla y la cultura gitana, y concluye en el mismo lugar de la partida.
¿Cómo dar forma a este viaje en el universo de la música escrita para piano? Gustavo Zaka, responde: “Ultimamente oriento mis preferencias a un componente emocional o afectivo en los repertorios que elijo, y en cómo estos se van conformando, según mis intensiones de proyectar emociones y de convocar a quien escucha a reflexionar sobre la vida misma y sobre cuestiones más cotidianas”.
En cada concierto el intérprete afirma que encuentra una oportunidad para estrechar vínculos entre los compositores y el público, “vínculos de identificación”, señala el pianista a la vez docente en las universidad Provincial y Nacional de Córdoba.
Acerca de los rasgos que identifican al programa, Gustavo Zaka amplía: “Las piezas de Joaquín Turina están llenas de escalas orientales, dadas las influencias de la cultura árabe en el Sur de España, o la obra del costarricense Manuel Matarrita, que trata una antigua tradición de su país, representada en una canción popular llamada la `botijuela`, según la cual los campesinos guardaban el dinero que ahorraban durante toda su vida en un cofre de cerámica, que escondían en algún lugar de la casa, los familiares tenían que cantar esa canción para lograr que el difunto revelase el lugar donde estaba escondido el cofre”.
Más adelante, Gustavo Zaka continúa: “Las piezas de Robert Schumann, por otra parte, tienen un componente afectivo muy grande para mí, porque las conocí cuando tenía 19 años, la edad que tenía Johann Sebastian Bach cuando su hermano mayor partió de su casa materna, además esa era la edad que tenía mi padre al llegar de Siria a Argentina”.
En la pieza de Heitor Villa-Lobos, en tanto, hay una historia fascinante. Es la leyenda de un ser que los nativo del noroeste de Brasil ubican en las profundidades del río San Francisco. Su piel es del color del bronce y tiene un solo ojo, aunque puede adoptar la forma de otros animales. El intérprete encuentra en este punto del programa un motivo para representar la naturaleza y los mitos, otro patrimonio común de la humanidad que cabe en una partitura.
2 Comentarios
Hermoso! ! ! Trascendente. Felicitaciones amigo Gustavo Zaka, éxitos.
Como eu gostaria de estar em Córdoba amanhã à noite e acompanhar-te, Gustavo, nesse itinerário do coração! Percebo que ele comanda as escolhas que fizeste, por isso mesmo tão originais e tão ricas! Parabéns, caro amigo! Grande abraço!