Un patrimonio recuperado

Llegó el día más esperado por las trabajadoras y los trabajadores del Teatro del Libertador General San Martín, la comunidad artística y el público.
Se extrañaba el encuentro con la música en esta sala que es la mayor, como se la suele dimensionar, por antigüedad y por derecho propio en el país.
Aún con olor a nuevo en el ambiente, el teatro dio inicio a una nueva etapa en su historia, que el 26 de abril cumplirá 128 años, tras el plan de restauración y actualización técnica.
La reapertura del coliseo fue encabezada por el Gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, acompañado por el intendente de la Municipalidad de Córdoba, miembros del gabinete provincial y el director del teatro.
En su discurso preliminar, ante un vestíbulo repleto, el gobernador rescató la figura de Francisco Tamburini, el notable arquitecto ingeniero italiano que proyectó, además, la sede del Banco de la Provincia y la cárcel Penitenciaria en barrio San Martín. El arquitecto Tamburini fue fuente de consulta y colaboración en el diseño del Hospital de Clínicas y el Club El Panal, núcleo creado por Marcos Juárez y que sirvió de solaz, suntuoso y distinguido, para las reuniones de los miembros de la minoría rectora de los destinos de Córdoba en 1887.
Más adelante, Schiaretti destacó la mano de obra cordobesa que integró los equipos de restauración. Para ello se firmó un convenio entre la Agencia Córdoba Cultura y la Universidad Provincial de Córdoba. El convenio posibilitó a estudiantes de la Facultad de Arte y Diseño trabajar junto a calificados especialistas, como las restauradoras Cristina Elena Lancellotti, a cargo de la pintura decorativa, y Alicia Beltramino, a cargo de la fachada del teatro.

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El trabajo sobre los cielorrasos, la fachada, el telón de fantasía -magnífica pieza con alegorías a la libertad, las artes y el progreso, ideales asociados a la Generación del ’80-, los textiles de la sala principal, incluidos los dos telones, cada componente del bien patrimonial -el teatro integra la nómina de Monumentos Históricos de la Nación– fue objeto de la dedicación de los especialistas en restauración.
En la caja escénica, el área donde acontece el hecho artístico, se montó una formidable estructura de acero que sostiene una parrilla de metal por sobre la parrilla original de madera, con sus tradicionales y casi únicos cilindros y poleas, convivirá alternativamente con la estructura original.
Para terminar, Schiaretti hizo un llamado a la responsabilidad de la ciudadanía en el sentido de conservar el patrimonio cultural, representado en el teatro.
El gobernador y el intendente seguidos por el gabinete provincial e invitados especiales ingresó a la sala y se ubicó en la primera fila de la platea, dejando desocupado el solemne Palco Oficial. Hay que señalar que la distribución del público podría haber sido mejor, sencillamente, sectorizando el patio de plateas y numerando las ubicaciones.
El comienzo de la función fue raro, ya que la Banda Sinfónica de la Provincia, el cuerpo estable más antiguo de la provincia, comenzó a tocar el programa cuando el público aún no estaba totalmente ubicado en sus asientos. Y así, entre saludos y buenos deseos, fotografías y asombros, comenzó la función de reapertura.
La banda sinfónica, dirigida por el maestro Hadrian Avila Arzuza, dio inicio al primer concierto de la jornada. El repertorio elegido fue de folklore y tango con la participación de Mery Murúa, Gustavo Vicentín, Jorge “El Toro” Quevedo y los Cuatro de Córdoba.
Posteriormente, hubo un segundo concierto con la actuación de la Orquesta Sinfónica de Córdoba, dirigida por el maestro Guillermo Becerra. La orquesta interpretó obras del repertorio y, particularmente, la Suite N. 1 del ballet “Bamba” -Malmbo, Vidala y Aire de chacarera-, una creación del compositor cordobés Carlos del Franco inspirada en el personaje de una leyenda tradicional de Córdoba.
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